¿Podrianos cambiar la pagina?


Cuando escribo, deseo.
Deseo que todo no sea mas que un pequeño jardin que cuelga de mis ojos, y se balancea al viento tibio de la memoria.
Espero no desaparecer.
Te espero.



sábado, 8 de enero de 2011

Salita de cero

“Entonces, cada uno cortó pedazos del cuerpo
de su compañero, y todos así, ensangrentados y
confusos, agradecieron al cielo...”
Anónimo.


Chupo
teta muerta, cara de cala,
gotea la esfinge de sus heridas.
No hay motivos para desaparecer, si nadie ha hecho nada.
Merodeo al animal que empolla
desgracias.
Sigue pegoteado el sonido contra los recovecos de la osa mayor;
mi mujer es una luz que encalla
de pus,
y no hay motivos para florecer, primavera rasa.
Oh Demóstenes,
han saqueado el rimbombante muelle que hacia virar parásitos,
han descreído de mallas,
han protagonizado,
y ahora, mi dulce, se emboban en credos que sitúan al rojo
por encima del alcahuete,
y mi honra, amor, se embebió de culebras,
culebras fritas en un tajo
de reina.
Candor apostrofado,
guiño de coliflor y enmiendas,
enanos guturales festejan el fin de la fragancia. Olores,
rocíos clavados entre buenas larvas,
y el gusto prolijo, Demóstenes,
por la salmuera.
No más mar por detrás ni enfrente. Chupo mi teta muerta.
Tánger,
la arena muerde mis muelas,
esto es demás
en poco.
Se oye cierto murmullo en la oscuridad
(rumiar de piedras)
contra el miedo.
Agua en las zumbonas mozas
que se regalan.
Regocijo de juglar granate,
sorbo de plática
un par de palabras,
un par y nada.
Mas, mas...

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