¿Podrianos cambiar la pagina?


Cuando escribo, deseo.
Deseo que todo no sea mas que un pequeño jardin que cuelga de mis ojos, y se balancea al viento tibio de la memoria.
Espero no desaparecer.
Te espero.



martes, 24 de mayo de 2011

Costas

Recuerdo haberme acercado tanto
que no distinguía a un ciervo de una alondra,
aunque me dijeses que los dos volaban
en un aleteo tenue
acaso algas de lluvias intensas o ciertas costas
a la deriva del amor.
Recuerdo al naufrago varado
en un renglón de la noche mientras el ruido
de los hielos resquebrajándose
en el tibio sigilo de dormir juntos
mirando el sol sostenido
de la piel tirante.
Y en ambos casos, la recurrente pregunta,
alzando los hombros hasta enmudecer guerras;
quizás fuimos en el más inteligente de los sentidos,
el aroma a enamorarnos de las uvas que colmaban
las horas,
o el tiempo mismo de permitirnos taladrar
con las lenguas el paladar dulce del uno sobre
el otro,
de insinuar que navegábamos juntos encima,
tan encima que ahora, aun creo ahora,
estoy encima de ti,
encima de tus costas,
enmarañado suave
por entre arenas y encima, solo encima
de ambos, muy juntos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario